miércoles, 21 de mayo de 2014

Crónica de la CSP115

Cuando hacemos algo muchas veces vamos adquiriendo experiencia, pero también pasa que nos despreocupamos más de lo debido. Entonces es cuando ocurren esos errores “tontos”, por ejemplo, casi siempre nos caemos cuando corremos por los caminos más fáciles después de correr por los más difíciles, porque el cuerpo descarga la tensión acumulada en los músculos y la mente se relaja. Pues bien, si cojes estos errores, algunos pequeños toques de mala suerte, y el dorsal 2123, lo mezclas y ya tienes mi CSP del 2014…

Este año he apostado por llevar riñonera en vez de mochila. Esto tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes. No terminas hecho polvo de los hombros y pasas mucho menos calor, en cambio como tienes que llevar todo el material obligatorio no te queda ya mucho espacio para meter nada más y aparte de eso tienes que minimizar el peso de lo que lleves, si no, salta demasiado. Ahora bien, como tenemos la opción de dejar una bolsa para el km. 70, estas desventajas se solucionan con un poquito de estrategia que yo, obviamente, como veterano en esto que soy, me la pasé por el forro de los cojones (ERROR). Sólo pensaba dejar unas barritas y polvo isotónico, y al final decidí también dejar unas zapatillas y unos calcetines, por si las cascadia chinas no aguantaban. Un frontal de recambio (el frontal bueno, que pesa más), unos manguitos (que me hubieran venido de cine), un bocadillo o sandwich hecho por mi, a mi gusto… son cosas que ahora se me ocurren que hubiera podido dejar.

Toda esa despreocupación, que me vino muy bien, todo hay que decirlo, para descansar como es debido la noche anterior, se vino truncada cuando a media hora escasa del pistoletazo de salida todavía estábamos mis compañeros y yo en el pasillo de la habitación del hotel viendo cómo no había manera de que el recepcionista pudiera abrirnos la puerta. Hasta 5 veces lo intentó con varias tarjetas magnéticas. Menos mal que al final abrió y pudimos llegar a tiempo.

Para mí hay dos maneras de correr una carrera: solo, a mi bola, para intentar hacer una carrera perfecta y una buena marca, o con los compañeros, en plan “cachondeo” pero sin pasarse, ni de más ni de menos. Las dos formas me gustan igualmente, pero todo lo que sea una mezcla de las dos, a mi personalmente me descentra mucho. En los ultras (me refiero a las carreras de más de 80 kilómetros, es que ahora a cualquier cosa le llaman ultra) prefiero ir solo, en cambio el sábado, no se por qué después de decidir ir a mi bola, cambié de opinión (ERROR).

Dan la salida y allá que vamos Maset, Santi y yo. Vamos pasando los controles y me doy cuenta que llevamos el mismo ritmo que yo el año pasado pero con sensaciones muy distintas, muy raras, como desmotivado, no se… Llega el calor (como en todos los últimos años, y eso que decían que no iba a hacer) y empiezan los mareos. Intento hidratarme y comer bien, pero no hay manera. "Tranquilo, se me pasará”, pienso. Pero no pasaba, demasiado tiempo, bebo, todo está caliente, empiezo a aburrir el isotónico, al agua me sabe a plástico, joder…

Con todo esto, Santi se iba quedando en los controles por dolor en la rodilla y el pie, y a Sisco lo encontramos en el km 55. Por fin llegamos a Culla (km 70). Miro la hora y veo que vamos muy por detrás del ritmo que llevaba yo en 2013, así que digo adiós a llegar de día a Sant Joan :-( Aquí, milagrosamente me recupero un poco y empiezo a tener buenas sensaciones, por lo que empiezo a tirar del grupo en la bajada al rio. Cuando llego abajo, me espero a Maset y a Sisco (Santi venia muy por detrás con inmensos dolores). Maset se nos va (después de decírselo varias veces, por fin nos hizo caso) y me uno con Sisco a subir hacia Vistabella (km 90) “a la marcheta”. A tan sólo unos kilómetros del pueblo nos vuelve a alcanzar Santi, y juntos llegamos al avituallamiento donde nos esperaba una agradable sorpresa, el Sr. Ricardo Carbonell, natural de Canals pero que hace años que vive y trabaja de bombero forestal allí. Una vez repuestas las fuerzas, por decir algo, salimos dirección a Xodos. Aquí Santi se fue delante y nos quedamos Sisco, Juanmi (un chaval de Benidorm que se había unido a nosotros) y yo. Antes de empezar a bajar hacia Xodos cayó la noche, en eso que decido ponerme ya el frontal (porque no se veía un pimiento) y, sin parar de caminar para no perderlos, saco el frontal. Habia cogido un Petzl pequeño y muy ligero que tengo que no hace mucha luz, pero como pensaba llegar de día... (ERROR) Pero mira si era ligero que por no tener no tenia ni pilas. “La mare que va… juraría que en casa anava. Es igual… les piles de recanvi”. Y ale, venga a sacar cosas de la riñonera, las mallas, el cortavientos, el movil… “Pero, a on collons están les putes piles?” Ni rastro de las pilas de recambio. Me debieron caer en algún momento, ya que seguro que las llevaba porque me las pidieron al entrar en el cajón de salida. Joderrrrr, y estos se me han ido. Nada, pues a correr toca para alcanzarlos. Menos mal que era una pista de tierra… Les explico el problema, me deja el de Benidorm sus pilas de recambio y todo vuelve a estar correcto. Ah, por cierto, si por casualidad está leyendo esto que sepa que le debo las pilas, ya que no se las pude devolver en meta. En fin, por si esto fuera poco, más tarde, a Juanmi le empieza a flaquear el frontal cuando todavía nos quedan un rato de noche, y aparte no puede seguir nuestro ritmo. "Joderrrr, sólo faltaba que se quedara solo y sin luz por mi culpa.” Así que a falta de 6 kms. para meta decidí esperarlo y Sisco se fue delante. Ya cuando estábamos bajando por la senda del Barranc de la Pegunta directos a meta, a falta de 2 kms. rebaso a uno que iba con un palo y cojeando. En eso que me llama: “Toni, adiós”. “Ostia, pero si es Santi” No lo había reconocido, es más, yo lo hacia ya hace rato en meta. El pobre iba arrastrando una tendinitis casi toda la carrera, pero que se iba acentuando conforme pasaba y ya no podía ni siquiera caminar. Iba con uno de Gandia que optó por acompañarle, y yo lo esperé también. Por lo menos 30 minutos tardamos en recorrer esos 2 kms. y a falta de escasos 100 metros nos alcanzan Toni Pastor y José Osma. Entramos en meta nosotros sin sprint final ni nada, Santi con un cabreo monumental, aunque enseguida se le pasó, y yo con las mismas raras sensaciones con las que había comenzado. No se si falló algo o simplemente que no era mi día. Eso si, por lo menos hemos sacado algo positivo y es que he acabado muy bien físicamente, lo cual indica que por lo menos el entrenamiento ha sido bueno.

Respecto a la aventura de Rafa y Toni Barberá no tengo muchos datos, pero me consta que, a pesar de los malos momentos, se quedaron con buen sabor de boca, y con un pedazo de camiseta de finisher. Camiseta con la que TODOS hemos soñado algún día y que luciremos TODOS en breve, porque esta vez sí: con o sin sensaciones, lesionados o no, TODOS terminamos la CSP.

Y aquí termina esta historia, que no es más que un capítulo del libro de nuestra vida, y como tal, es hora de pasar página y seguir escribiendo. Próximo capítulo: Volta al Terme de Fondeguilla. Buenas noches.

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