Para los que no la habéis hecho nunca, es tan bella como dura (34,5 kms. y 2400+), del estilo de la K25, muy técnica, mucha piedra (el que ya sabéis, que se abstenga), el 76 % del recorrido es de una entretenida senda que, o sube, o baja, pocas veces planea. Ideal para los que nos gusta hacer un poco el cabra.
Como casi siempre, nos toca pegarnos el madrugón, ya que la carrera sale a las 6 y vivimos a hora y media de Alfondeguilla. Este pueblo de 900 habitantes está enclavado en un barranco dentro de la Sierra de Espadán, a 5 kms. de la Vall d'Uixó, y la carrera, como su propio nombre indica, da la vuelta a todo su término municipal.
Nada más llegar, recogemos los dorsales, con cinta negra incluida, y a calentar un poco. Por allí andaba Raúl Garcia Castán (luego se retiró) y su primo David López Castán (ganador de la prueba), madre mia, si entre los dos no sumarán 100 kilos... Ya casi es la hora. Nos metemos en el "corralito", junto con 300 colgaos más, los famosos 300.
Minutos antes de la salida nos invita el speaker a dar un aplauso a un chaval de la zona, Alejandro Galindo, que había salido esa misma noche, a las 0:00, lloviendo, para hacer la primera de las DOS Voltes al Terme, y acababa de llegar para ponerse otra vez en la linea de salida. Qué máquina. El motivo era para entrenar el Ultra de Andorra.
Luego se leyó una carta de agradecimiento de Miguel Antolí, el marido de Irene, recientemente fallecida, y acto seguido, música de violín y un conmovedor minuto de silencio, que sólo fue roto por el sonido de las campanas de la Iglesia que daban las 6, hora de salir. Por cierto, hoy he leído por Internet que también en la Zegama-Aizkorri, el mismísimo Kilian Jornet y demás atletas tuvieron su dedicatoria para Irene. Qué grandes.
Después de esto, carcasa p'arriba y.... a correr. 2 kms de asfalto para abajo y Navalón que prefiere salir más conservador, se queda atrás. Nelo y yo nos adelantamos un poco, aunque creo que nos quedamos cortos, ya que pillamos bastante tapón en el muro. Sí, había oído hablar de él, menos mal que está al principio, es para morirse. Pendientes de hasta el 40 %, durante 2 kms. Y a partir de ahí un sinfín de subidas y bajadas no muy largas, pero algunas muy técnicas y con mucha pendiente, como la última, la bajada del Pipa.
La carrera se iba estirando poco a poco y nosotros no parábamos de adelantar a gente. Había bastante niebla, e incluso a veces dificultaba la visión de las cintas, con que no pudimos ver mucho el paisaje, aunque el terreno no es como para despistarse mucho.
Perfectamente organizada, habían 8 avituallamientos durante la carrera, pero en uno de ellos, el del km. 24 (no se si en alguno más también) me llamó la atención que te ofrecían para beber, a parte del agua y la isotónica, también tercios de cerveza, y coca-cola de botellín de vidrio fresquita, que buena... Después de pasar este pequeño oasis, sólo nos quedaban 3 subidas, la primera la más dura, y en la última, la subida a Pipa es donde yo me rezagué un poco y Nelo tiró delante.
Después de 5 horas y pico, y de estar más tiempo manteniendo el equilibrio que corriendo, estaba otra vez en Alfondeguilla. Ahora ya había más gente en el pueblo que te animaba por las calles, desde las casas, los balcones... y por fin, la ansiada meta. El speaker anunciaba los nombres de todos los que llegábamos, bonito detalle. Recojo el Buff Original, un poco de agua, isotónica, y porque no, ¡ponte una cervecita hombre, que te lo has ganado!
Bueno, he de decir que alguna que otra más cayó mientras esperábamos a Navalón, que no tardó mucho en llegar. Todos terminamos estupendamente y con buenas sensaciones. Eran ya sobre las 12:00 cuando nos fuimos a duchar y luego, para hacer tiempo, ¿otra cervecita? Venga va, había que celebrar estos tiempazos:
48 Manuel Solves Andani 5:04:21
54 Antonio Requena Lopez 5:07:43
95 José Navalón Silvestre 5:43:30
166 Cándido Márquez Rodriguez 6:20:41
Sobre las 15:00 estaba prevista la paella y allí que nos dirigimos. También tenian perfectamente organizado el cotarro: Almendras y cacau, gambitas, fiambre, papas, olivas y como no, litros de cerveza no faltaron. Después la paellita, buenisima, y de postre, helado, y luego café. Sólo falto la orquesta, jejeje. Al final, entrega de trofeos y sorteo de obsequios.
Creo que no se puede pedir más. Hay que ver como se lo monta esta gente, no me extraña que vayan por la 30ª edición, son como una gran familia. Desde aquí, gracias y enhorabuena a todos. Sólo me queda decir una cosa: APUNTADME PARA EL AÑO QUE VIENE.
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