Los tres integrantes del Club Papelo vuelven con el reto de Cavalls del Vent conseguido, no al 100 %, porque en estas travesías tan largas ya se sabe, puede pasar de todo y a cualquiera. Pero en general, ha sido un éxito en todos los aspectos.
Con esto quiero decir, antes de empezar, que hay que reconocer el enorme esfuerzo de nuestro compañero Francisco por intentar acabar la travesía aunque al final no pudo ser, por circunstancias que no vienen al caso, y por la lección de honradez y compañerismo que nos dio, allá arriba, a 2500 metros, cuando nos propuso que siguiéramos sin él, para poder llegar a tiempo al refugio para dormir.
Por ello, creo que seria justo decir que si hay alguien a quien hay que dedicar esta hazaña es a él.
Y dicho esto, voy a empezar esta historia:
Pues si, después de haberlo anulado la semana pasada por culpa de la lluvia, al fin decidimos ir este fin de semana a Cavalls del Vent.
Al final, a las 15:30 del viernes estábamos subidos los tres en el coche, rumbo a Saldes (Barcelona), o al menos eso es lo que decía el Tom Tom.
Después de pasar kilómetros de autopistas, peajes, túneles y alguna carretera con curvas, empezamos a ver esto:
Impresionante, ¿no? Pues imagináoslo en directo. Una pasada.
Ya de noche, llegamos al refugio Lluis Estasen (1668 m), desde donde partiría nuestra aventura el día siguiente. Cenamos rápido y nos fuimos a dormir.
Sábado, 7 de junio de 2008.
No nos hizo falta el despertador. A las 6:00 ya estábamos todos despiertos. Nos cambiamos y bajamos a desayunar. Fuimos al coche a dejar los trastos que sobraban y a las 7:25 empezamos la Cavalls del Vent.
No voy a entrar en detalles técnicos del terreno, una por no aburrir y otra porque para eso tengo muy mala memoria. Solo os relatare lo que a mi me causó impresión.
Al principio todo era bajar y bajar por una senda bastante empinada y resbaladiza, hasta llegar al próximo refugio, el del Gresolet (1280 m), el más bajo de todos.
Luego atravesamos un enorme hayedo para después bajar hasta la Font Nostra, el punto más bajo de todos, a unos 900 metros...
...para seguidamente subir a Els Empedrats (una de las zonas más bonitas de la ruta), que nos llevaran hasta el refugio Sant Jordi (1570 m) donde paramos 10 minutos a reponer fuerzas.
Ahora nos esperaba el que yo creo que para mi era el tramo más duro. Bajar hasta unos 1000 metros para luego subir hasta el refugio del Rebost (1640 m), a través de una senda empinadísima, donde paramos 35 minutos para comer.
Sin encantarnos mucho, nos pusimos en marcha otra vez. Todavía nos quedaba mucho por subir hasta el refugio Niu de l’Aliga (2510 m) y el cansancio ya empezaba a hacer acto de presencia.
Aquí había tramos en los que teníamos que pisar la nieve.
El tiempo se nos echaba encima y todavía quedaba mucho hasta el refugio donde debíamos dormir. Entonces las dudas e incertidumbres empezaron a rondar nuestras cabezas. Fue cuando se tomó la decisión de separar el grupo porque sino, se nos haría de noche en medio de la montaña.
Ahora, Toni y yo, solo teníamos la opción de volar hacia el refugio sin entretenernos, porque teníamos el tiempo justo para llegar antes de que anocheciera, y además la niebla empezaba a hacerse cada vez más densa.
Y eso hicimos. Después de subir a les Penyes Altes y luego bajar por una rampa con muchísima pendiente, llegamos al refugio Serrat de les Esposes (1511 m). Cuenta una leyenda que en este lugar es donde escondían sus “esposes” (esposas) los hombres de Riu cuando algún invasor ocupaba la Cerdanya, para evitar que las maltrataran o se las llevaran.
Allí compramos una botella de agua y, casi sin detenernos seguimos durante una hora hasta llegar, por fin, completamente exhaustos, a las 21:50, al Cortals d’Ingla (1610 m).
Nos duchamos (menos mal que había agua caliente y todo) y la agradable guarda nos preparó una sabrosa cena que nos supo a gloria.
Después de cenar, enseguida a dormir, porque no se si lo sabréis pero en los refugios no hay tele, por lo menos en estos que he estado yo (la verdad es que he aprendido muchas cosas nuevas en solo dos días).
Domingo, 8 de junio de 2008.
Al día siguiente nos despertamos con la luz del día, a las 7 de la mañana. El sueño había sido reparador, estábamos de nuevo con fuerzas para poder continuar la marcha (ayer no lo teníamos muy claro).
Tras comernos el super desayuno que nos preparó la guarda, proseguimos nuestra aventura, ahora ya con las cosas más claras, aunque todavía nos quedaba un buen trecho que recorrer.
Subimos a 2200 metros y bajamos a 1900, para luego volver a subir a 2400, en el Pas dels Gosolans.
Ya se empezaba a ver cada vez mas cerca el Pedraforca, que era desde donde habíamos partido el día anterior.
Ya en las caras se notaba que estábamos a punto de finalizar la odisea.
Hasta que por fin bajamos hasta coger la pista que nos llevaría hasta el coche.
A mitad camino nos encontramos con Francisco, que había venido a esperarnos.
Corríamos hacia abajo cada vez con mas ganas, a pesar de lo doloridos que estábamos y de las ampollas en los pies, hasta que llegamos al coche.
Y ahora si, esto se acabó.
Aquí os dejo la tabla de los tiempos que hicimos:
Con una satisfacción enorme, ahora es hora de recordar todo lo que has disfrutado, todo lo que has sufrido, el miedo que has pasado, lo que te has reído, la gente nueva que has conocido, lo que has aprendido, el dolor, el cansancio, en definitiva lo bien que lo has pasado, y entonces solo hay una cosa que te preocupa....
¿Cuando es la próxima?.....
Con esto quiero decir, antes de empezar, que hay que reconocer el enorme esfuerzo de nuestro compañero Francisco por intentar acabar la travesía aunque al final no pudo ser, por circunstancias que no vienen al caso, y por la lección de honradez y compañerismo que nos dio, allá arriba, a 2500 metros, cuando nos propuso que siguiéramos sin él, para poder llegar a tiempo al refugio para dormir.
Por ello, creo que seria justo decir que si hay alguien a quien hay que dedicar esta hazaña es a él.
Y dicho esto, voy a empezar esta historia:
Pues si, después de haberlo anulado la semana pasada por culpa de la lluvia, al fin decidimos ir este fin de semana a Cavalls del Vent.
Al final, a las 15:30 del viernes estábamos subidos los tres en el coche, rumbo a Saldes (Barcelona), o al menos eso es lo que decía el Tom Tom.
Después de pasar kilómetros de autopistas, peajes, túneles y alguna carretera con curvas, empezamos a ver esto:
Impresionante, ¿no? Pues imagináoslo en directo. Una pasada.
Ya de noche, llegamos al refugio Lluis Estasen (1668 m), desde donde partiría nuestra aventura el día siguiente. Cenamos rápido y nos fuimos a dormir.
Sábado, 7 de junio de 2008.
No nos hizo falta el despertador. A las 6:00 ya estábamos todos despiertos. Nos cambiamos y bajamos a desayunar. Fuimos al coche a dejar los trastos que sobraban y a las 7:25 empezamos la Cavalls del Vent.
No voy a entrar en detalles técnicos del terreno, una por no aburrir y otra porque para eso tengo muy mala memoria. Solo os relatare lo que a mi me causó impresión.
Al principio todo era bajar y bajar por una senda bastante empinada y resbaladiza, hasta llegar al próximo refugio, el del Gresolet (1280 m), el más bajo de todos.
Luego atravesamos un enorme hayedo para después bajar hasta la Font Nostra, el punto más bajo de todos, a unos 900 metros...
...para seguidamente subir a Els Empedrats (una de las zonas más bonitas de la ruta), que nos llevaran hasta el refugio Sant Jordi (1570 m) donde paramos 10 minutos a reponer fuerzas.
Ahora nos esperaba el que yo creo que para mi era el tramo más duro. Bajar hasta unos 1000 metros para luego subir hasta el refugio del Rebost (1640 m), a través de una senda empinadísima, donde paramos 35 minutos para comer.
Sin encantarnos mucho, nos pusimos en marcha otra vez. Todavía nos quedaba mucho por subir hasta el refugio Niu de l’Aliga (2510 m) y el cansancio ya empezaba a hacer acto de presencia.
Aquí había tramos en los que teníamos que pisar la nieve.
El tiempo se nos echaba encima y todavía quedaba mucho hasta el refugio donde debíamos dormir. Entonces las dudas e incertidumbres empezaron a rondar nuestras cabezas. Fue cuando se tomó la decisión de separar el grupo porque sino, se nos haría de noche en medio de la montaña.
Ahora, Toni y yo, solo teníamos la opción de volar hacia el refugio sin entretenernos, porque teníamos el tiempo justo para llegar antes de que anocheciera, y además la niebla empezaba a hacerse cada vez más densa.
Y eso hicimos. Después de subir a les Penyes Altes y luego bajar por una rampa con muchísima pendiente, llegamos al refugio Serrat de les Esposes (1511 m). Cuenta una leyenda que en este lugar es donde escondían sus “esposes” (esposas) los hombres de Riu cuando algún invasor ocupaba la Cerdanya, para evitar que las maltrataran o se las llevaran.
Allí compramos una botella de agua y, casi sin detenernos seguimos durante una hora hasta llegar, por fin, completamente exhaustos, a las 21:50, al Cortals d’Ingla (1610 m).
Nos duchamos (menos mal que había agua caliente y todo) y la agradable guarda nos preparó una sabrosa cena que nos supo a gloria.
Después de cenar, enseguida a dormir, porque no se si lo sabréis pero en los refugios no hay tele, por lo menos en estos que he estado yo (la verdad es que he aprendido muchas cosas nuevas en solo dos días).
Domingo, 8 de junio de 2008.
Al día siguiente nos despertamos con la luz del día, a las 7 de la mañana. El sueño había sido reparador, estábamos de nuevo con fuerzas para poder continuar la marcha (ayer no lo teníamos muy claro).
Tras comernos el super desayuno que nos preparó la guarda, proseguimos nuestra aventura, ahora ya con las cosas más claras, aunque todavía nos quedaba un buen trecho que recorrer.
Subimos a 2200 metros y bajamos a 1900, para luego volver a subir a 2400, en el Pas dels Gosolans.
Ya se empezaba a ver cada vez mas cerca el Pedraforca, que era desde donde habíamos partido el día anterior.
Ya en las caras se notaba que estábamos a punto de finalizar la odisea.
Hasta que por fin bajamos hasta coger la pista que nos llevaría hasta el coche.
A mitad camino nos encontramos con Francisco, que había venido a esperarnos.
Corríamos hacia abajo cada vez con mas ganas, a pesar de lo doloridos que estábamos y de las ampollas en los pies, hasta que llegamos al coche.
Y ahora si, esto se acabó.
Aquí os dejo la tabla de los tiempos que hicimos:
Con una satisfacción enorme, ahora es hora de recordar todo lo que has disfrutado, todo lo que has sufrido, el miedo que has pasado, lo que te has reído, la gente nueva que has conocido, lo que has aprendido, el dolor, el cansancio, en definitiva lo bien que lo has pasado, y entonces solo hay una cosa que te preocupa....
¿Cuando es la próxima?.....
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